En febrero, el hijo mayor de Carlos Heller dejó el cargo de director ejecutivo de Ancali, que ocupaba desde 2014, para dedicarse de lleno a las competencias, al menos hasta 2019. Pero no descarta regresar a la gestión del día a día de la lechera en la que se mantiene como director: "Me encantaría volver a Ancali, porque es lo mío, lo que estudié; lo que me apasiona es el campo", dice.
A sus 29 años, Pedro Heller Ancarola ha incursionado en varios negocios, y no solo del grupo Bethia, donde lidera la generación de recambio, sino también en emprendimientos propios.
Fanático de la música y baterista, a los 15 años partió poniendo música en fiestas y eventos, un hobbie que también tenía su padre, Carlos Heller Solari. Más tarde ese pasatiempo derivó en una empresa de eventos: la productora audiovisual Savs, que formó con Pablo Pérez y Emiliano Antúnez, dos amigos de Los Ángeles, VIII Región. También ha hecho carrera como dirigente deportivo: fue presidente del club de fútbol Unión Santa María, vicepresidente de Iberia, y hoy es director de Azul Azul, la sociedad anónima deportiva de la U. de Chile.
Este año, y con el mismo grupo de amigos con el que incursionó en el área audiovisual, formó M Bar, en los Ángeles. Pero en febrero, Pedro Heller dejó el cargo de mayor envergadura que ocupaba desde 2014: la dirección ejecutiva de Agrícola Ancali, el brazo agrícola del grupo Bethia, conglomerado ligado a Liliana Solari y su familia, una de las ramas accionistas de Falabella, y que también tiene presencia en Latam e Inmobiliaria Titanium, entre otros negocios, y que controla Mega, Sotraser y Haras Don Alberto, entre varias empresas.
El plan de Heller Ancarola es dedicarse por tres años al rally, en el que ha obtenido importantes logros. Claro que a futuro, dice, le gustaría regresar a la lechera, en la que se mantiene como director: "Me encantaría volver a Ancali, porque es lo mío, lo que estudié; lo que me apasiona es el campo", cuenta Pedro Heller, quien fue reemplazado en la gerencia general por Miguel Aparicio, ex segundo a bordo de Ancali.
Como integrante de uno de los grupos económicos más importantes del país, dice que aunque le molesta que lo llamen el "hijo de", está consciente del papel que desempañará y dice que "respeta mucho el legado". Junto con su prima Paola Barrera Heller (hija de Andrea Heller Solari), es director oyente de Bethia, participando en el directorio cuando lo invitan, para empaparse de los negocios del grupo.
"Me han preguntado muchas veces qué se siente ser un Heller y yo pregunto qué se siente ser un Pérez, un Carvajal... Estoy orgulloso de ser quien soy, de pertenecer a la familia que pertenezco, porque las cosas que han construido las han hecho de la manera correcta y quiero continuarlas en esa línea", señala.
Lechera Ancali: "Pedí partir de abajo"
Aunque nació en Santiago, hizo toda su etapa escolar en Los Ángeles. Se graduó en 2007 del Colegio Alemán de esa ciudad y emigró a la capital a estudiar en el Inacap las carreras de técnico agrícola y técnico pecuario, que concluyó en tres años.
Su plan era irse a Nueva Zelanda, pero su padre le pidió ingresar a Ancali, lo que finalmente hizo en 2011. "Le pedí no tener una diferenciación respecto de los compañeros de trabajo, partir de abajo y empaparme, y le dije que si el día de mañana iba tener un cargo gerencial, que fuera por mis propios méritos", cuenta.
En la lechera pasó por diferentes áreas: maquinarias, producción de cultivos, área ganadera y el área de desarrollo, gestionando importantes cambios en la operación de la compañía.
Creó la empresa de mecanización agrícola Agrimaq, que agrupa el área de maquinaria y presta servicios a la propia Ancali, a Haras Don Alberto y a terceros. Además, identificó y separó cinco áreas de negocios: la propia Agrimaq, Ancali Milk (dedicada al área lechera y de crianza), Ancali Beef (el área ganadera), Ancali Energy (producción de energía no convencional) y Ancali Crops, el área de cultivos. "Hoy, el 60% del cultivo es para alimentación de la vaca (maíz, grano, etc.), y el 40% restante, cultivos comerciales como remolacha, trigo, cebada y alfalfa en diferentes formatos", precisa.
El plan de impulso a las áreas de negocios, según el propio Pedro Heller, le dio visibilidad dentro de la compañía y le permitió participar en el proceso de reemplazo del hasta ese entonces gerente general de Ancali, Ricardo Poblete, que dejó la lechera para asumir como gerente general de Haras Don Alberto. Así, en 2014, Pedro Heller asumió la gerencia general de Ancali, que derivó en la dirección ejecutiva.
"Cuando asumí el cargo, hice una presentación al directorio en la que definí mi línea de trabajo y dónde quería apuntar a Ancali. Lo resumí en el sello Ancali, que se compone de distintos pilares: leche de alta calidad, procesos de tecnología, sustentabilidad ambiental, también de recursos humanos y de bienestar animal", cuenta.
Llevó la robotización a la ordeña en Ancali
En medio de la férrea competencia en la industria local -que lidera Manuka en volumen producido-, Heller Ancarola también lideró en Ancali la implementación de un sistema de robotización para ordeña de vacas, único entre las lecheras chilenas que producen con animales en establos. Este sistema, conocido como VMS, voluntary milking system , tiene como referente Estados Unidos en sistema estabulado.
Entre los beneficios, destaca la autonomía. "El animal decide hacer lo que quiere, cuándo quiere y a la hora que quiere hacerlo", dice. Agrega que la calidad de la leche mejora porque hay menos manipulación en el ordeño y que el proceso requiere un aprendizaje, pero que las vacas aprenden muy rápido: "Cuando dicen 'puta que erís vaca', están equivocados, las vacas son inteligentes", afirma.
El sistema, que incluyó dos etapas, la de implementación inicial y la de reconversión, supuso una inversión total de cerca de US$ 11 millones y hoy está en consolidación en Ancali. "Hay 64 VMS en Ancali, y hay que considerar aproximadamente 60 vacas por cada robot", precisa, lo que les permite tener casi 4 mil vacas bajo el sistema.
Como los robots atienden a una cantidad limitada de animales, la producción anual de Ancali bajó de 94 millones de litros anuales a 70 millones de litros este año. Pero, la compensación está en el precio que se paga por litro de su leche. "La forma de pago a los productores es a través de una pauta que está establecida y la industria la publica. Hay bonificaciones por buenos resultados en calidad de leche: proteína, grasa, como también por volumen y trazabilidad. De acuerdo con esa pauta, estamos consiguiendo el precio top ", asegura.
Heller ahonda: "En Ancali estamos buscando las mejores técnicas de producción. El litro de leche que produzco hoy no vale lo mismo que el de mi competencia", plantea. Y si bien reconoce que el camino a integrarse verticalmente, con un producto final, no prosperó, hay otras vías para premiar este valor agregado. Por ejemplo, con un "sello Ancali" en los productos que contengan la leche de la compañía.
Esto, en un contexto de demanda creciente. "El consumo per cápita está en torno a 150 litros y viene creciendo constantemente. Hay que ir invirtiendo, buscando la tecnología que permite mejorar los procesos", agrega.
Heller asegura que, tras su paréntesis en los negocios, pretende volver al sector agrícola, para el que tiene algunas ideas: "Me motiva mucho la industria alimentaria con los desafíos que tenemos como agentes de cambio para futuro. De acá a 2050, se espera que haya 9 billones de personas y cada vez tenemos menos espacio para producir nuestra comida", dice.
Pensando a futuro pone como ejemplo, las vertical farms, granjas verticales, que usan los techos para producir alimento: "Si me pescan, feliz llevo al grupo a la industria alimentaria", dice.
Fuente: http://www.economiaynegocios.cl/