7 mitos sobre la leche, desmentidos

7 mitos sobre la leche, desmentidos

La leche es un producto fundamental de nuestra dieta. En los últimos años han surgido alegatos en contra de sus beneficios reales para la salud, pero todavía existen muchos mitos. Descubrámoslos.

La leche es uno de los productos que nunca falta en nuestros hogares porque para la mayoría de nosotros es un alimento imprescindible de nuestro día a día. Más que por salud, por costumbre: forma parte de nuestros desayunos favoritos en la infancia, añadiéndola a los cereales que habíamos elegido en el supermercado con mucha ilusión. Más tarde, pasa a formar junto al café parte de nuestro ritual matutino. Pero, ¿qué beneficios aporta realmente este producto de consumo diario?

Si hacemos una búsqueda rápida en internet es increíble la cantidad de información contradictoria que podemos encontrar alrededor de la leche, esto es debido también a que la evidencia científica no se pone de acuerdo sobre sus beneficios. En este artículo hemos decidido hacer una recopilación de los rumores más extendidos y aportar algo de claridad en la nebulosa que rodea al mundo de la leche y sus mitos.

¿Qué beneficios tiene el consumo de leche?

La leche, junto al yogur y el queso, conforman los lácteos, estos se encuentran en el cuarto eslabón de la pirámide alimenticia, dentro de los productos de consumo diario, tienen un alto valor nutritivo y un buen equilibrio de macronutrientes (proteínas, grasa e hidratos de carbono). Pero, la evidencia científica falta de consenso en cuanto a los beneficios que aporta su consumo.

La OMS (Organización Mundial de la Salud), no habla claramente del consumo diario recomendado de leche y otros lácteos. En sus directrices recomienda mantener una ingesta en grasas saturadas inferior al 10% del total, por eso recomienda consumir lácteos desnatados frente a los enteros.

Para la FEN (Fundación Española de la Nutrición), la leche y sus derivados son productos necesarios, no solo en la infancia y el desarrollo, sino a lo largo de toda la vida. Una dieta variada y equilibrada debe incluir el consumo de 2 o 3 raciones de lácteos diarias.

Para la Escuela de Salud Pública de Harvard (EEUU), los beneficios de la leche no están comprobados, ni desmentidos, ya que existen estudios que presentan resultados contradictorios. Debido a su contenido en grasa, se recomienda limitar el consumo de lácteos a 1 o 2 raciones al día.

Algunos estudios recientes mostraron que el consumo de leche podría ayudar al metabolismo a funcionar mejor, pero sin determinar como lo hacía exactamente. La mayoría de nutricionistas informan que actualmente no existe ningún motivo avalado por la ciencia para eliminar la leche de la dieta a no ser que exista una intolerancia. Por lo tanto, lo mejor que puedes hacer es ver cómo te sienta la ingesta de leche y sus derivados y en función decidir en qué cantidad consumirlos.

Desmontando los mitos sobre la leche

Como hemos visto, los datos científicos no se ponen de acuerdo sobre el consumo de leche, pero veamos qué mitos si han sido desmontados.

  1. ¿Los humanos somos la única especie que bebe la leche de otros animales?

En películas y series se muestra la típica imagen de un gatito sorbiendo leche, tanto que creemos que forma parte de su dieta y que les hace bien, aunque no es mala, tampoco puede ser la base de su alimentación. Los veterinarios recomiendan dársela, en algunas ocasiones, como premio ocasional.

Al igual que a nosotros, les gusta porque les recuerda a la época de cuando eran amamantados. Todos los seres vivos buscan instintivamente fuentes de alimento para evitar la inanición. Los animales que por ahora conocemos y seguramente conoceremos, a excepción del ser humano, no tienen la capacidad de ordeñar a otros.

El acceso a los alimentos viene dictado por las capacidades y la inteligencia de cada especie, el ser humano es la única especie que domina el arte de la cocina, aunque bueno, algunos más que otros.La conclusión es, que los animales no pueden conseguir leche de otros, sin embargo, sí pueden encontrarla, la consumen.

  1. ¿La leche y los productos lácteos engordan?

Gracias a la comida, recibimos diferentes nutrientes que el organismo necesita para seguir funcionando, además en el proceso del metabolismo, se convierten los alimentos en energía. La ecuación es simple, si se consume más energía de la que se gasta, se gana peso. Las recomendaciones nutricionales establecen un cálculo genérico para determinar las necesidades calóricas de una persona adulta sana: entre 2000 y 2500 calorías al día para los hombres y entre 1600 y 2000 calorías al día para las mujeres.

Aumentaremos de peso, si superamos el número de calorías que necesitamos consumir, ningún alimento por sí solo es capaz de hacernos ganar peso, si consumiéramos solo una tableta de chocolate al día, perderíamos peso, ya que esta aporta alrededor de unas 600 calorías, pero evidentemente desarrollaremos otros problemas porque esta no tiene la cantidad necesaria de nutrientes. El cuerpo necesita carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas, minerales y agua en cantidades determinadas para mantener sus funciones.

La leche es en más del 89% agua y nos ayuda con la hidratación. Los macronutrientes de la leche entera se distribuyen de la siguiente manera: 43% de hidratos de carbono, siendo el principal hidrato la lactosa; 29% de grasas, las grasas son mayoritariamente grasas saturadas y colesterol; y un 28% de proteínas. La leche contiene calcio y fósforo: 100 g de leche (unos 100 ml) cubren más del 10% de la ingesta diaria recomendada de estos minerales. Una porción de 100 g (unos 100 ml) equivale casi al 12% de la ingesta nutricional recomendada de vitamina B12; aproximadamente el 10% de la ingesta recomendada de vitaminas B2 y B3 (o PP) y casi el 5% de la cantidad diaria recomendada de vitaminas A, B5 y D.

La leche es un caso particular, por su gran aporte en vitaminas y minerales se recomienda el consumo de leche, pero su contenido en grasas saturadas y colesterol, hace que se recomiende moderar su ingesta. También al ser un alimento líquido es fácil tomar más leche de la que pensamos, simplemente lo mejor es controlar la cantidad y no beber más de dos vasos diarios.

  1. ¿Hay otros alimentos que sean mejores fuentes de calcio que la leche?

Hay alimentos que contienen más calcio por 100 g que la leche, sin embargo, las crucíferas (como la coliflor, la col lombarda o kale, el brócoli), los frutos secos, las semillas o los productos a base de algas no suelen consumirse en cantidades suficientes todos los días, y, por lo tanto, la leche es un buen recurso para llegar a las cantidades recomendadas. Un adulto necesita 1000 mg de calcio al día y un vaso de leche contiene unos 310 mg de calcio, cubre aproximadamente un 30% de las necesidades diarias.

La leche contiene otros nutrientes, como el ácido cítrico, el ácido láctico y la vitamina D, que ayudan a la absorción del calcio. Se ha demostrado que el cuerpo absorbe mejor el calcio de la leche que el de otros alimentos.

  1. Si soy intolerante a la lactosa, ¿debo dejar de consumir leche?

La intolerancia a la lactosa se produce porque el intestino delgado no produce en cantidad suficiente la enzima que es capaz de descomponerla, la lactasa. No todos los productos lácteos contienen lactosa “entera”, por ejemplo, en el proceso de fermentación de los quesos curados ya se descompone la lactosa, este queso es el que se utiliza también para las fondues y las raclettes.

Además, cada vez existen más variedades de leche y productos lácteos sin lactosa en los supermercados. En general, para evitar carencias, no es aconsejable renunciar a ningún alimento, si antes tomábamos mucha leche y ahora dejamos de hacerlo es importante buscar otras fuentes de calcio para completar las necesidades diarias.

  1. ¿Tienen las bebidas vegetales los mismos valores nutricionales que la leche?

Las bebidas vegetales no son copias de la leche, no contienen ni lactosa ni caseína. Al ser alimentos diferentes, tendrán perfiles nutricionales diferentes y es mejor referirse a ellas como bebida y no como leches para no confundirse.

Si cogemos como ejemplo la leche de avena, esta tiene un aporte calórico más alto, y más fibra, su contenido proteico es menor que el de la leche de origen animal. Con respecto al calcio, las bebidas de soja y de avena contienen calcio, pero este aporte es inferior al de la leche de vaca, aunque existen bebidas vegetales disponibles en el supermercado enriquecidas con calcio y con vitamina D.

  1. ¿Aumentan la leche y los productos lácteos el riesgo de infarto?

Debido a su contenido en ácidos grasos saturados y colesterol, se ha llegado a afirmar que el consumo de leche y productos lácteos aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, los estudios científicos no muestran ninguna correlación, además el problema no está en la leche sino en otros alimentos procesados.

  1. ¿Puede la leche contener residuos de antibióticos?

Al igual que nosotros, las vacas pueden ponerse enfermas y un veterinario debe suministrarles el tratamiento adecuado para superar la enfermedad. El productor de leche está obligado a documentar el tratamiento y la leche de la vaca enferma no es apta para consumo. La producción de leche de vaca, como la de otros alimentos, está estrictamente regulada y se hace todo lo posible para evitar que se encuentren rastros de medicamentos en la leche.

 

Fuente: eldiariodelapampa.com.ar