Consumir leche en la niñez: una inversión en salud para toda la vida

Consumir leche en la niñez: una inversión en salud para toda la vida

El consumo de leche y productos lácteos en la infancia y la adolescencia es un factor fundamental para el crecimiento físico, el desarrollo cerebral, el fortalecimiento del sistema inmunológico y la prevención de enfermedades a largo plazo

Desde el nacimiento, la leche ocupa un rol protagónico en la alimentación, comenzando con la lactancia materna, recomendada de forma exclusiva hasta los seis meses por la Organización Mundial de la Salud, y continuando con la incorporación progresiva de otros lácteos a partir del segundo semestre de vida.

“El momento para empezar a consumir leche es toda la vida”, afirmó Rafael Cornes, experto en nutrición y coordinador del Programa de Consumo de Lácteos de la Federación Panamericana de Lechería (FEPALE). Sin embargo, hay beneficios inherentes al empezar a consumirlos en la primera infancia. Una vez pasado el primer año, los niños ya pueden incorporar la leche entera como parte habitual de su dieta, indicó Cornes.

A partir de ese momento, los niños también pueden sumar yogures, quesos y otras preparaciones con lácteos a sus dietas, según las recomendaciones de la Sociedad Uruguaya de Pediatría (SUP).

Calcio de alta absorción

Uno de los principales aportes de la leche, de acuerdo al nutricionista, es el calcio, un nutriente esencial para la formación y fortalecimiento de los huesos. El calcio presente en los lácteos es de “alto valor biológico”, lo que significa que el cuerpo lo absorbe en un alto porcentaje.

“Los depósitos de calcio en el organismo comienzan a formarse en la infancia y alcanzan su pico máximo a los 23 años. Ese proceso de acumulación es clave: el calcio que no se incorpore durante esos años no se recupera más adelante”, sostuvo Cornes.

En ese sentido, explicó que el pico de masa ósea depende directamente de la cantidad de calcio acumulada durante la infancia y, sobre todo, durante la adolescencia.

“Por eso decimos que la prevención de enfermedades óseas, como la osteoporosis, comienza en la niñez”, subraya. Según informó, una ganancia del 10% en masa ósea durante la adolescencia puede reducir en un 50% el riesgo de fracturas en la vida adulta.

¿Cuántos lácteos consumir según la edad?

Las recomendaciones nutricionales varían según la edad. De acuerdo al experto, en niños de 1 a 3 años se necesitan unos 700 mg de calcio diarios, que pueden cubrirse con dos porciones de lácteos. Entre los 4 y 8 años, la cifra aumenta a 1000 mg, que equivaldría a tres porciones, mientras que en la adolescencia llega a los 1300 mg, por lo que se aconseja incorporar al menos cuatro porciones por día.

Una porción, explica Cornes, equivale a una taza de leche, un yogur, 30 gramos de queso o una cucharada de queso untable.

Múltiples aportes

Pero el calcio, explica Cornes, no es el único nutriente relevante. La leche también aporta proteínas de alta calidad, esenciales para el desarrollo de los tejidos, el crecimiento muscular, el sistema inmunológico y el funcionamiento del cerebro. Además, contiene vitaminas y minerales que favorecen el desarrollo cognitivo y ayudan a mantener un buen nivel de energía.

Los beneficios se reflejan también en el rendimiento escolar. Según informó el nutricionista, estudios realizados en instituciones educativas muestran que los niños que desayunan adecuadamente —incluyendo lácteos— tienen un mejor desempeño: presentan mayor capacidad de concentración, mejor memoria y un rendimiento superior en materias como matemáticas.

Otro aspecto clave que destaca Cornes es que el consumo de leche genera saciedad, lo que puede ayudar a prevenir el sobrepeso y la obesidad. En relación a ello, el nutricionista advierte sobre la tendencia creciente a sustituir la leche por bebidas azucaradas, sobre todo en adolescentes, una práctica que no solo reduce la saciedad sino que incrementa el riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles.

“El adolescente es paradójicamente el que menos leche consume, y es justamente quien más la necesita. Una ingesta insuficiente de leche puede tener consecuencias en varias áreas del desarrollo. Entre ellas, un menor crecimiento, huesos más frágiles, menor rendimiento intelectual y un mayor riesgo de desarrollar osteoporosis, sobrepeso, obesidad, diabetes e hipertensión en la adultez”, sostuvo el especialista.

A largo plazo, quienes mantienen una ingesta adecuada de lácteos desde la niñez tienen menos riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes tipo 2 y otros problemas crónicos. Por eso, de acuerdo al experto, incluir al menos tres porciones diarias de lácteos, ya sea como leche, yogur, quesos o preparaciones con leche (como arroz con leche, flanes o salsas), puede marcar una diferencia significativa en la salud a futuro.

De acuerdo a Cornes, incluir al menos tres porciones diarias de lácteos, puede marcar una diferencia significativa en la salud a futuro.

Estefania Leal/Archivo El Pais

¿Qué tipo de leche se recomienda?

En cuanto al tipo de leche, el especialista recomienda la leche entera para los niños siempre que no haya contraindicaciones médicas. “La leche entera brinda saciedad, aporta energía de calidad y todos los estudios muestran que no aumenta el riesgo de obesidad, colesterol ni enfermedades cardiovasculares”, asegura. Incluso, advierte que, al consumir leche descremada, los niños pueden quedar insatisfechos y terminar incorporando más calorías a lo largo del día, lo que resulta contraproducente.

“Todos los estudios muestran que la leche es una fuente de energía saludable dentro de una dieta equilibrada”, sostuvo.

De acuerdo a Cornes, los lácteos pueden incorporarse de muchas formas más allá del clásico vaso de leche: en yogures, quesos, ricota, flanes, arroz con leche o preparaciones saladas como una salsa blanca.

“Lo importante es mantener la constancia, porque los hábitos alimentarios que se forman en la infancia son los que acompañan al individuo durante toda su vida. Consumir leche en la infancia y la adolescencia es mucho más que una elección alimentaria. Es una forma concreta y comprobada de construir salud desde los primeros años, con beneficios que se extienden hasta la adultez”, sostuvo Cornes.

Fuente: https://www.elpais.com.uy/