Especial Mecanización: Leche con robots

Especial Mecanización: Leche con robots

José Luis Vallarino tenía un puesto importante en una transnacional en Santiago. Sin embargo, quería emprender, partir con su propia empresa. Aunque nació y se crió en la capital, renunció a su trabajo en abril de 2019 y partió a Puerto Octay, Región de Los Lagos.

A través de la familia de su esposa, Marilen Springer, conoció el mundo lechero y decidió meterse. Eso sí, con su propio toque. A Vallarino, ingeniero mecánico, le gustan los números y generar y analizar la información disponible.

En marzo de 2020, junto a su esposa, que está a cargo de la gestión y finanzas, montó un predio lechero de 310 hectáreas en la comuna sureña. De ellas, 150 restantes están dedicadas a la lechería, mientras que el resto a la recría y la producción de forraje. En total tienen 240 vacas masa. Vallarino está al frente del área productiva.

Lo particular de la experiencia de los Vallarino Springer es la decisión que tomaron al partir el proyecto: que la ordeña fuera con robots.

Antes de diseñar su plan lechero, Vallarino se había dedicado a investigar el rubro. Una de las principales quejas que escuchaba de los productores era la dificultad para encontrar personal calificado y que fuera consistente a través del tiempo. A diferencia de otros rubros agrícolas, la lechería nunca para y hay que ordeñar los 365 días del año. Por eso la ausencia de un trabajador o que este llegue pero no tenga un buen desempeño es muy delicado.

Los nuevos lecheros decidieron instalar tres sistemas robotizados de ordeña. Las vacas caminan solas hacia la sala, donde maquinarias manejadas por sistemas computacionales succionan la leche y la acopian. Cada aporte es analizado, lo que permite llevar un registro individual de litros por vaca, así como la calidad de su leche, la sanidad y fertilidad del animal.

El matrimonio partió con una producción de menos de un millón de litros en 2020, el año pasado subió a 1,3 millones de litros y apuntan a llegar a los 2,4 millones de litros.

Gracias al sistema automatizado en el campo solo hay tres trabajadores. Vallarino explica que cada litro de leche producida requiere de 16 pesos en sueldos. Lo usual en una lechería es que ese ítem representa 30 pesos.

'Es relevante el ahorro, pero no es el efecto más importante de una sala de ordeña robotizada. Lo central es que dejas de depender de la mano de obra. Muchos de los problemas de sanidad de los animales se generan en la sala de ordeñas, pues no se hacen todos los procedimientos de manera correcta todo el tiempo cuando hay humanos a cargo. El robot siempre lava y seca, lo que evita enfermedades como la mastitis. Una vaca enferma produce menos', explica Vallarino.

El productor lechero señala que uno de sus mayores esfuerzos ha estado en diseñar el campo para que las vacas se muevan solas hacia la sala de ordeña. Por ejemplo, aprendió que los bebederos deben estar ubicados a medio camino entre los potreros y el punto de extracción de la leche, lo que las obliga a salir del lugar de pastoreo.

'Al principio otros productores miraban con desconfianza el proyecto, pero ahora hay interés. El plan que diseñé es a ocho años para pagar la inversión y vamos bien', sostiene Vallarino.

 

Fuente: El Mercurio - Revista del Campo