foto: Dreamstime
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¿Por qué los adultos deberían consumir leche?

Durante la mayor parte de la evolución humana, la lactosa de la leche fue -esencialmente- una toxina perniciosa para los adultos. Sin embargo, hace unos 12.000 años más o menos, las sociedades humanas comenzaron a asentarse… aprendieron a cultivar y a domesticar animales. Y fruto de esta conveniente crianza de animales, fueron apareciendo algunos subproductos muy provechosos derivados de la leche de vaca, cabra, etc.

En un primer momento, la cantidad de lactosa que de la leche sin procesar era demasiado para que el organismo humano pudiera tolerarlo. Afortunadamente, los productos derivados de la fermentación de esta misma leche, como quesos, requesones o yogures, tenían una concentración menor de lactosa… por lo que los adultos sí podían consumirlos.

Allá por el año 5.000 aC, una familia que habitaba en lo que hoy conocemos como Europa, empezó a desarrollar una mutación genética que le permitía mantener la producción de lactasa (una hormona que permite digerir la lactosa) más allá de la infancia. Gracias a esta mutación, su metabolismo digestivo no cambiaba después del destete… lo que permitió un cambio radical en los hábitos alimenticios humanos.

De hecho, esta sencilla e indiferente variación genética, dotó de una enorme ventaja a aquella estirpe europea. Porque a diferencia de otras comunidades, ellos podían completar su dieta con leche extraída directamente de otros animales durante periodos de escasez alimentaria. Ayudados por este privilegio evolutivo, esta estirpe se extendió por nuestro continente.

Y por eso, la intolerancia a la lactosa es hoy mucho menos común en Europa que en otros continentes. Para ponerlo en perspectiva: mientras que en los países del norte de Europa tienen un 10 % de intolerancia a la lactosa y en España tenemos un 15 %… en China hay más de un 75 % y en Japón un 80 %. Para estas personas beber leche es perjudicial y es mejor que tomen otros tipos de leche a modo de sustitutos, pero ¿y la población europea?.

 

¿Es bueno beber leche una vez hemos superado la infancia?

El hecho de que seamos parte de ese 85 % de españoles que no padece intolerancia a la lactosa no significa -necesariamente- que consumirla sea bue no para nosotros. Podría haber otros motivos por los cuales no deberíamos consumir leche una vez hemos pasado la infancia, como ya hemos oído en más de una ocasión.

La verdad es que existe un debate acerca de este asunto incluso entre la comunidad médica. Por un lado están los que sostienen que beber leche nos proporciona una cantidad de calcio muy beneficiosa para el organismo, especialmente para los huesos. Y por otro lado, están aquellos que lo ven como una mala costumbre en adultos que hará más mal que bien y que hay otras vías para conseguir la ingesta diaria recomendada de calcio.

Leticia López, miembro del Colegio Profesional de Dietistas y Nutricionistas de la Comunidad de Madrid, explica que en nuestro país la leche es parte de la cultura y de nuestra dieta tradicional, también en la edad adulta. Eso significa que -en general- nuestro cuerpo produce suficiente lactasa como para que pueda tolerar el consumo de lactosa.

A partir de aquí, lo único que importa es si la leche es -efectivamente- la fuente idónea y más adecuada para adquirir los nutrientes que nuestro cuerpo tanto necesita. Y tal y como explica la especialista, la leche “presenta niveles muy balanceados de proteínas, hidratos de carbono y grasas. Por ello, si no hay contraindicación, su consumo es recomendable a lo largo de toda la vida” (...) “Si nos gusta la leche, y aunque no es imprescindible, sí es una excelente opción como parte de nuestra dieta habitual”, concluía Leticia López.

 

Fuente: larazon.es