Por qué beber leche es un hábito cargado de ventajas

Por qué beber leche es un hábito cargado de ventajas

Hidrata, aporta proteínas de alta calidad y minerales, ayuda a la recuperación tras el ejercicio físico... La ciencia ha demostrado que son muchas las razones por las que este alimento no debería faltar en tu alimentación.

No es una moda, ni el último grito en TikTok. No, la leche ha formado parte de nuestras vidas desde que tenemos uso de razón (o casi). Es el primer alimento que tomamos nada más nacer y también lo primero que bebíamos (y bebemos) cada día cuando nos levantábamos con sueño para ir al cole. No faltaba en las meriendas de casa de la abuela ni en las noches de invierno, cuando la tomamos bien caliente para reconfortarnos antes de irnos a dormir...

Beber leche es una tradición que forma parte de nuestra geografía emocional, pero no es ése el principal motivo por el que la tomamos, sino porque está cargada de ventajas para nuestra salud. Así lo demuestran multitud de estudios científicos en los que se desmontan uno por uno los bulos en los que basan su posicionamiento los detractores del consumo leche.

 

LAS VENTAJAS PARA LA SALUD DE BEBER LECHE

Por ejemplo, no cabe duda de que la leche nos aporta nutrientes como el calcio, fundamental para la formación, el mantenimiento y la prolongación de la vida de los huesos. Especialmente durante nuestra primera etapa como niños y hasta los 30 años, cuando nuestra estructura ósea está en formación. La leche es, en consecuencia, uno de los principales alimentos que ayudan a que dispongamos de reservas cálcicas para buena parte de nuestra vida.

Si realizamos bien la fase anterior, en nuestra etapa adulta tendremos una mejor masa ósea y las proteínas de alto valor biológico que aporta la leche contribuirán a frenar el proceso de pérdida de masa muscular que, inevitablemente, padeceremos a medida que pase el tiempo. Es más, algunos estudios aseguran que el consumo de lácteos reduce el riesgo de hipertensión, por lo que la recomendación de consumo en personas mayores es entre 2 y 4 raciones de leche y sus derivados, aportando entre un 60 y un 75% del calcio total recomendado y ayudando a reducir su presión arterial.

Además de su importancia en las diferentes fases vitales, la leche es un alimento natural, con un perfil nutricional completo, ya que contiene todos los grupos de nutrientes, entre ellos, proteínas de alto valor biológico. En este sentido, la leche contiene una serie de moléculas denominadas aminoácidos, de los cuales, los denominados aminoácidos esenciales han de ser aportados a través de nuestra dieta. "Los lácteos, y en concreto la leche, son alimentos interesantes por su alto valor nutritivo en poco volumen, pero son prescindibles en cualquier etapa de la vida. Más allá de la lactancia materna, no necesitamos consumir lácteos, pero eso no significa que no debamos, ya que son alimentos muy potentes en cuanto a su contenido en vitaminas, minerales, proteínas de alta calidad y antioxidantes", asegura Andrea Calderón, docente del Grado de Nutrición y del Grado de Enfermería de la Universidad Europea de Madrid.

El otro pilar fundamental de la leche es su aporte de calcio. Tanto es así, que, a través de ella, podemos obtener fácilmente la cantidad diaria recomendada de una forma rápida, en mayor cantidad que otros alimentos, pero con menos ingesta de calorías y de una manera más saludable. De hecho, si tomamos un vaso de leche desnatada (200 ml), estaremos aportando a nuestro organismo la misma cantidad de calcio que 100 g de almendra cruda y solo 68 kcal frente a las 472 kcal del fruto seco. Este hecho convierte a la leche en un alimento perfecto para incluir en una dieta equilibrada o en dietas para perder peso.

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Fuente: elmundo.es